SALVADOR DALÍ

Al visitar la tumba del primer hijo de sus padres, que también se llamaba Salvador, el pintor de apenas cinco años les aseguro que el era su hermano reencarnado y que había regresado para hacerlos felices. El dolor de no ser el primogénito lo perseguiría durante toda su vida; algunos de sus biógrafos aseguran que es precisamente de ese trauma de donde surge gran parte de su originalidad.

Salvador Dalí jamás dudo de si mismo. Cuando conoció a García Lorca y a Buñuel, la Residencia de Estudiantes de Madrid, ya era conocido por sus excentricidades; solo contaba con 18 años, pero su prominente bigote encerado y su vestir impecable a la usanza del siglo XIX ya daban de que hablar. Estudio cuatro años de pintura, pero fue expulsado de la academia por negarse a contestar un examen. “Nadie aquí sabe tanto como yo, como se pretenden examinarme?”, dijo, y se marcho indignado.

Al cumplir 25 años, en 1929, tomo una decisión que le cambiara la vida: participo en la realización de Un perro andaluz junto a Luís Buñuel; ambos artistas fueron acogidos por Andre Bretón en el movimiento surrealista.

Dalí empezó a frecuentar las grandes ligas de la sociedad artística,. Allí fue donde conoció y se enamoro de Helena Diakonova (mejor conocida como Gala). El amor fue mutuo y se separaran hasta la muerte de ella, en 1982. Según sus propias palabras, Dalí encontró su alma gemela. Fueron expulsados del movimiento surrealista y apoyaron la dictadura de Franco en España y de Hitler en Alemania.

En 1989, siete años después de que falleciera Gala, Dalí murió de un ataque al corazón.

“La única diferencia entre un loco y yo, es que yo no estoy loco.”