MANHATTAN
Dice Woody Allen que lo que lo separa de los grandes maestros del cine es nunca haber hecho una obra maestra. Afirmación que carece de sentido al volver a ver esta genial comedia en la que conviven, a la perfección, la alegría de vivir y el pesimismo a ultranza. Una oda del director a sus máximos amores: Nueva York y Diane Keaton, que perdura por la resonancia de sus principales temas: la muerte y el amor.
2 comentarios:
gracias por pasar julio..
nos etsaremos leyendo =)
hola mono
jamas llegué a pensar en decirte que comparto tu opinión, woody es la puta neta
saludos
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